miércoles, 12 de septiembre de 2007

Póngale nombre…

Los límites de la estupidez son frágiles y constantemente son derribados por nuevos exponentes que, empeñados en diferenciarse del resto, no hacen más que engrosar la lista. Tal es el caso de una pareja que luego de conocerse por Internet, decidieron que el hijo que nació de este amor computacional se llamara nada menos que Yahoo. Obviamente en México no existe una ley que impida este tipo de barbaridades. (www.cooperativa.cl)
Si visitan el portal de la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala (
http://tramites.muniguate.com/modules.php?name=News&file=article&sid=45) verán los nombres de unos "guatemaltecos" célebres llamados Zinedine Zidane, Britney Spears, Sylvester Stallon y Bon Jovi.
Y la cosa sigue. Hace tiempo leí sobre los esfuerzos del registro civil ecuatoriano por evitar niños y niñas llamados Hitler o Coito. Al menos en Venezuela están pensando en restringir a 100 el número de nombre posibles para evitar así los Superman y Myleidy que tanto abundan por esas latitudes. De hecho en ese país existe un Ben-Hur y varios Nikeair .
Eso me hace recordar que en Chilito tenemos a Usnavy, Anito, Isósceles, Diodóro, Mister y el ya célebre Alfincarajo, nacido después que su madre trajera al mundo a sus 6 hermanas mayores.
Si los weones volaran…
Y vendrán mas…

3 comentarios:

Julio Robledo Guzman dijo...

Quien lo hubiera pensado. Los nombre se han transformado en un problema. Me imagino que antes, no se, antes del siglo XVII este debate no habria existido. Lo digo porque la mayoria de los nombres de los que hoy nos reimos y son de esa epoca, salvo, claro, los bon jovi o los zidanes.
Lo otro que me dio risa fue la nota del portal de la municipalidad de ciudad de guatemala. Es chistoso que la municipalidad, ente destinado para ayudar a sus ciudadanos se ria en la cara de ellos mismos. Que paradojico?, No quiero no pensar, entoces, lo que debe decir el portal de la munucipalidad de asuncion del Paraguay,

Unknown dijo...

Eso, yo a mi hijo pensaba ponerle Fingolfin, pero claro, las "negociaciones" permitieron que me dieran ganas de cambiarle el nombre a algo más convencional, como Simón. Bueno, supongo que cuando se pone un nombre hay que ser poco egoísta y pensar más en el que lo tendrá que cargar por el resto de su vida. Recuerden que Ricardo y Gabriela pudieron haber sido Sigfrido y Cunegunda.

Julio Robledo Guzman dijo...

Y todo habria sido normal.... Si los queremos igual, no se pongan tristes por sus nombres.