
Hablamos de un personaje cuyas ansias de poder se superan a diario, como si se tratara de un edificio al que todos los días se le agrega un nuevo piso. Alguien podrá decir que la necesidad de poder es una condición sine qua non de un político, y probablemente tenga razón. No obstante, las particulares características del caso me hacen ver que estamos ante un verdadero representante de la prehistoria política chilena. Un tipo que mediante un mensaje mesiánico del tipo “es necesario corregir el modelo” ha tratado de ser el estandarte del cambio, sin embargo, ha tropezado con su propia cola, pues no ha sido capaz de generar una sola idea de cómo hacerlo. Al respecto son mucho más tangibles las ideas de Felipe Lamarca, ex presidente de la SOFOFA referentes al mismo tema hace ya unos 2 años. Como es de conocimiento público la idea colorina no prendió, por lo que se dedico a taponar cualquier iniciativa que viniera del ejecutivo, aunque eso significara votar en contra de su partido y su coalición, es más, en conjunto con la oposición. Por lo mismo no es de extrañar que en estos momentos buena parte de la DC este deseando que se valla del partido, y muchos de nosotros que abandone la política.
Pero nuestro cobrizo senador, cual perro del hortelano, no se quiere ir solo y desparramo acusaciones de corrupción con ventilador de máxima potencia, inculpando directamente a la mesa directiva de su partido, con el claro objetivo de dividir mas a los de la flecha y generar más daño aun. Esta situación genera por estos días un problema mayor, el de la imagen de Soledad Alvear frente a la gente, y es que si no logra que Zaldívar sea expulsado, difícilmente lograra convencer a alguien que es capaz de gobernar al país, en una eventual carrera presidencial.
La teleserie se viene sabrosa y ojala termine bien, de lo contrario muchas cosas van a cambiar por chilito.
"El éxito es sólo la mitad de bonito cuando no hay nadie que nos envidie". Norman Mailer